Y entonces, al fondo del pasillo, mi salvación. Con paso firme me dirigí hacia los gigantescos packs de tetrabricks que se alzaban, majestuosos, sobre el palé de madera. No puedo negarlo, sentí miedo.
Vete a comprar la leche. (I)
tarareado por
nadi rbeiz
Yo buscaba entre los estantes abarrotados con aire profesional. Trataba de fingir que sabía dónde (pero dónde, ¿¿dónde??) estaba la leche. Lazaba miradas que pretendían ser despreocupadas a la lista de papel arrugado. Leche semidesnatada, dos cartones. Pues vale.
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1 secretos:
Sí... La búsqueda de los tetabricks de leche podría llegar a considerarse deporte de riesgo para la salud psíquica.
Je, je.
Un abrazo cibernético
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