Shhh.

En una noche sofocante y clara... ¡no! 
Eran las tres de la tarde y el frío incendiaba su semblante.  ¿pero qué dices?
Con el mentón hundido en plumas y almidón, un bostezo leonino empezó a sumirla en el típico sopor mortecino que... ¡que alguien apague eso, por favor!
Sonriente, saltaba sobre el sofá... Ding dong.
La caja boba disparaba estupideces contra ella. Imbecilidades, ñoñerías, anuncios de perfumes. Y en ese momento, un anuncio más, de ¿siemens? Pero no fue el producto anunciado lo que la abrumó. Fue esa palabra... ¿silencio?

¿Queréis callaros? ¡Silencio!